domingo, 28 de diciembre de 2014

Fiesta de la Sagrada Familia de Nazaret


Festividad de la Sagrada Familia de Nazaret
Ciclo B (
Lucas 2, 22.39-40)
22 Cuando se cumplieron los días en que ellos debían purificarse según la ley de Moisés, llevaron al niño a Jerusalén para presentárselo al Señor. 39 Después de haber cumplido con todo lo que manda la ley del Señor, volvieron a Galilea, a su propio pueblo de Nazaret. 40 Y el niño crecía y se hacía más fuerte, estaba lleno de sabiduría y gozaba del favor de Dios.

P. Hermann Rodríguez SJ  (leer)
P. José Antonio Pagola (leer)

sábado, 20 de diciembre de 2014

4o. Domingo de Adviento


4o. Domingo de Adviento21 de diciembre de 2014
Ciclo B (Juan 1, 26-38)
26Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret,27a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.28Y entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.»29Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo.30El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios;31vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús.32El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre;33reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin.»34María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?»35El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios.36Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril,37porque ninguna cosa es imposible para Dios.»38Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» Y el ángel dejándola se fue.
P. Hermann Rodríguez SJ  (leer)
P. José Antonio Pagola (leer)

sábado, 13 de diciembre de 2014

3er. Domingo de Adviento


3er. Domingo de Adviento14 de diciembre de 2014
Ciclo B (Juan 1, 6-8.19-28)
Hubo un hombre llamado Juan, a quien Dios envió como testigo, para que diera testimonio de la luz y para que todos creyeran por lo que él decía. Juan no era la luz, sino uno enviado a dar testimonio de la luz.
19 Éste es el testimonio de Juan, cuando las autoridades judías enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a preguntarle a Juan quién era él. 20 Y él confesó claramente: 
—Yo no soy el Mesías.
21 Le volvieron a preguntar:
—¿Quién eres, pues? ¿El profeta Elías?
Juan dijo:
—No lo soy.
Ellos insistieron:
—Entonces, ¿eres el profeta que ha de venir?
Contestó:
—No.
22 Le dijeron:
—¿Quién eres, pues? Tenemos que llevar una respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué nos puedes decir de ti mismo?
23 Juan les contestó:
—Yo soy una voz que grita en el desierto: “Abran un camino derecho para el Señor”, tal como dijo el profeta Isaías.
24 Los que fueron enviados por los fariseos a hablar con Juan, 25 le preguntaron:
—Pues si no eres el Mesías, ni Elías ni el profeta, ¿por qué bautizas?
26 Juan les contestó:
—Yo bautizo con agua; pero entre ustedes hay uno que no conocen 27 y que viene después de mí. Yo ni siquiera merezco desatarle la correa de sus sandalias.
28 Todo esto sucedió en el lugar llamado Betania, al otro lado del río Jordán, donde Juan estaba bautizando.
Reflexión:
P. Hermann Rodríguez SJ  (leer)
P. José Antonio Pagola (leer)

viernes, 12 de diciembre de 2014

Mujer de esperanza

La Virgen María, reflexión:


(te llevará al portal de pastoralsj)

>>> para conocer sobre el Nican Mopohua (narración de las apariciones de la Virgen de Guadalupe)

sábado, 6 de diciembre de 2014

2o. Domingo de Adviento

2o. Domingo de Adviento
07 de diciembre de 2014
Ciclo B (Mateo 1, 1-8)

1 Principio de la buena noticia de Jesús el Mesías, el Hijo de Dios.
Está escrito en el libro del profeta Isaías:
«Envío mi mensajero delante de ti,
para que te prepare el camino.
Una voz grita en el desierto:
“Preparen el camino del Señor;
ábranle un camino recto.”»
Y así se presentó Juan el Bautista en el desierto; decía a todos que debían volverse a Dios y ser bautizados, para que Dios les perdonara sus pecados.Todos los de la región de Judea y de la ciudad de Jerusalén salían a oírlo. Confesaban sus pecados, y Juan los bautizaba en el río Jordán.
La ropa de Juan estaba hecha de pelo de camello, y se la sujetaba al cuerpo con un cinturón de cuero; y comía langostas y miel del monte. En su proclamación decía: «Después de mí viene uno más poderoso que yo, que ni siquiera merezco agacharme para desatarle la correa de sus sandalias. Yo los he bautizado a ustedes con agua; pero él los bautizará con el Espíritu Santo.»
Reflexión:

P. Hermann Rodríguez SJ  (leer)
P. José Antonio Pagola (leer)

domingo, 23 de noviembre de 2014

CRISTO REY: “... todo lo que hicieron por uno de estos hermanos míos más humildes”

Domingo XXXIV – Cristo Rey – Ciclo A (Mateo 25, 31-46) – 23 de noviembre de 2014

MATEO 25, 31-46

31«Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles, entonces se sentará en su trono de gloria.32Serán congregadas delante de él todas las naciones, y él separará a los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos.33Pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda.34Entonces dirá el Rey a los de su derecha: "Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo.35Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis;36estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme."37Entonces los justos le responderán: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; o sediento, y te dimos de beber?38¿Cuándo te vimos forastero, y te acogimos; o desnudo, y te vestimos?39¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?"40Y el Rey les dirá: "En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis."41Entonces dirá también a los de su izquierda: "Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles.42Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber;43era forastero, y no me acogisteis; estaba desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis."44Entonces dirán también éstos: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento o forastero o desnudo o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?"45Y él entonces les responderá: "En verdad os digo que cuanto dejasteis de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo dejasteis de hacerlo."46E irán éstos a un castigo eterno, y los justos a una vida eterna.»

Reflexiones:
P. Hermann Rodríguez (leer)
P. José Antono Pagola  (leer)

domingo, 9 de noviembre de 2014

La parábola de las diez muchachas

EVANGELIO DOMINICAL
XXXII Domingo Ordinario, ciclo A
9 de noviembre 2014 
                         Mateo 25, 1-13
25 
»Sucederá entonces con el reino de los cielos como lo que sucedió en una boda: diez muchachas tomaron sus lámparas de aceite y salieron a recibir al novio.
 Cinco de ellas eran despreocupadas y cinco previsoras. Las despreocupadas llevaron sus lámparas, pero no llevaron aceite para llenarlas de nuevo; en cambio, las previsoras llevaron sus botellas de aceite, además de sus lámparas. Como el novio tardaba en llegar, les dio sueño a todas, y por fin se durmieron. Cerca de la medianoche, se oyó gritar: “¡Ya viene el novio! ¡Salgan a recibirlo!” Todas las muchachas se levantaron y comenzaron a preparar sus lámparas. Entonces las cinco despreocupadas dijeron a las cinco previsoras: “Dennos un poco de su aceite, porque nuestras lámparas se están apagando.”Pero las muchachas previsoras contestaron: “No, porque así no alcanzará ni para nosotras ni para ustedes. Más vale que vayan a donde lo venden, y compren para ustedes mismas.” 10 Pero mientras aquellas cinco muchachas fueron a comprar aceite, llegó el novio, y las que habían sido previsoras entraron con él en la boda, y se cerró la puerta.11 Después llegaron las otras muchachas, diciendo: “¡Señor, señor, ábrenos!” 12 Pero él les contestó: “Les aseguro que no las conozco.”

Reflexiones: (a) P. Hermann Reodríguez, sj. (leer)    (b) P. José Antonio Pagola (leer)

viernes, 17 de octubre de 2014

domingo, 12 de octubre de 2014

La parábola del banquete de bodas

Mateo 22 

Jesús comenzó a hablarles otra vez por medio de parábolas. Les dijo:

«Sucede con el reino de los cielos como con un rey que hizo un banquete para la boda de su hijo. Mandó a sus criados que fueran a llamar a los invitados, pero éstos no quisieron asistir. Volvió a mandar otros criados, encargándoles: “Digan a los invitados que ya tengo preparada la comida. Mandé matar mis reses y animales engordados, y todo está listo; que vengan al banquete.” Pero los invitados no hicieron caso. Uno de ellos se fue a sus terrenos, otro se fue a sus negocios, y los otros agarraron a los criados del rey y los maltrataron hasta matarlos. Entonces el rey se enojó mucho, y ordenó a sus soldados que mataran a aquellos asesinos y quemaran su pueblo. Luego dijo a sus criados: “El banquete está listo, pero aquellos invitados no merecían venir. Vayan, pues, ustedes a las calles principales, e inviten al banquete a todos los que encuentren.” 10 Los criados salieron a las calles y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos; y así la sala se llenó de gente.
11 »Cuando el rey entró a ver a los invitados, se fijó en un hombre que no iba vestido con traje de boda. 12 Le dijo: “Amigo, ¿cómo has entrado aquí, si no traes traje de boda?” Pero el otro se quedó callado. 13 Entonces el rey dijo a los que atendían las mesas: “Átenlo de pies y manos y échenlo a la oscuridad de afuera. Entonces vendrán el llanto y la desesperación.” 14 Porque muchos son llamados, pero pocos escogidos.»
REFLEXIÓN:
     P. Hernann Rodríguez, sj. (leer)
     P. José antonio Pagoloa (leer)

sábado, 4 de octubre de 2014

La parábola de los labradores malvados

Domingo XXVII Ordinario – Ciclo A (Mateo 21, 33-43) – 5 de octubre de 2014

Mateo 21

3»Escuchen otra parábola: El dueño de una finca plantó un viñedo y le puso un cerco; preparó un lugar donde hacer el vino y levantó una torre para vigilarlo todo. Luego alquiló el terreno a unos labradores y se fue de viaje. 34 Cuando llegó el tiempo de la cosecha, mandó unos criados a pedir a los labradores la parte que le correspondía. 35 Pero los labradores echaron mano a los criados: golpearon a uno, mataron a otro y apedrearon a otro. 36 El dueño volvió a mandar más criados que al principio; pero los labradores los trataron a todos de la misma manera. 
37 »Por fin mandó a su propio hijo, pensando: “Sin duda, respetarán a mi hijo.” 38 Pero cuando vieron al hijo, los labradores se dijeron unos a otros: “Éste es el que ha de recibir la herencia; matémoslo y nos quedaremos con su propiedad.” 39 Así que lo agarraron, lo sacaron del viñedo y lo mataron.
40 »Y ahora, cuando venga el dueño del viñedo, ¿qué creen ustedes que hará con esos labradores?
41 Le contestaron:
—Matará sin compasión a esos malvados, y alquilará el viñedo a otros labradores que le entreguen a su debido tiempo la parte de la cosecha que le corresponde.
42 Jesús entonces les dijo:
—¿Nunca han leído ustedes las Escrituras? Dicen:
“La piedra que los constructores despreciaron
se ha convertido en la piedra principal.
Esto lo hizo el Señor,
y estamos maravillados.” 
43 Por eso les digo que a ustedes se les quitará el reino, y que se le dará a un pueblo que produzca la debida cosecha. 44 En cuanto a la piedra, cualquiera que caiga sobre ella quedará hecho pedazos; y si la piedra cae sobre alguien, lo hará polvo.
REFLEXIÓNES:
  • P. Hermann Rodríguez, SJ. (leer)
  • P. Antonio Pagola (leer)

sábado, 27 de septiembre de 2014

La parábola de los dos hijos

Domingo XXVI Ordinario – Ciclo A (Mateo 21, 28-32) – 28 de septiembre de 2014



Mateo 21

28 Jesús les preguntó:
—¿Qué opinan ustedes de esto? Un hombre tenía dos hijos, y le dijo a uno de ellos: “Hijo, ve hoy a trabajar a mi viñedo.” 29 El hijo le contestó: “¡No quiero ir!” Pero después cambió de parecer, y fue. 30 Luego el padre se dirigió al otro, y le dijo lo mismo. Éste contestó: “Sí, señor, yo iré.” Pero no fue. 31 ¿Cuál de los dos hizo lo que su padre quería?
—El primero —contestaron ellos.
Y Jesús les dijo:
—Les aseguro que los que cobran impuestos para Roma, y las prostitutas, entrarán antes que ustedes en el reino de los cielos. 32 Porque Juan el Bautista vino a enseñarles el camino de la justicia, y ustedes no le creyeron; en cambio, esos cobradores de impuestos y esas prostitutas sí le creyeron. Pero ustedes, aunque vieron todo esto, no cambiaron de actitud para creerle.

Ahora para profundizar la palabra de Dios, puedes hacerlos con las siguientes reflexiones:
                Reflexión del P. Hermann Rodríguez, sj. (leer)
                Reflexión del P. José Antonio Pagola (leer)

sábado, 20 de septiembre de 2014

“Vayan también ustedes a mi viñedo”

Domingo XXV Ordinario – Ciclo A (Mateo 20, 1-16a) – 21 de septiembre de 2014

Mateo capítulo 20
El reinado de Dios se parece a un hacendado que salió de mañana a contratar braceros para su viña. Se apalabró con ellos en un denario al día y los envió a su viña. Volvió a salir a media mañana, vio en la plaza a otros que no tenían trabajo y les dijo: Id también vosotros a mi viña y os pagaré lo debido. Ellos se fueron. Volvió a salir a mediodía y a media tarde e hizo lo mismo. Al caer de la tarde salió, encontró otros que no tenían trabajo y les dijo: ¿Qué hacéis aquí parados todo el día sin trabajar? Le contestan: Nadie nos ha contratado. Y él les dice: Id también vosotros a mi viña. Al anochecer, el dueño de la viña dijo al capataz: Reúne a los braceros y págales su jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros. Pasaron los del atardecer y recibieron un denario. Cuando llegaron los primeros, esperaban recibir más; pero también ellos recibieron un denario. Al recibirlo, protestaron al hacendado: Estos últimos han trabajado una hora y les has pagado igual que a nosotros, que hemos soportado la fatiga y el calor del día. Él contestó a uno de ellos: Amigo, no te hago injusticia; ¿no nos apalabramos en un denario? Pues toma lo tuyo y vete. Que yo quiero dar al último lo mismo que a ti. ¿O no puedo yo disponer de mis bienes como me parezca? ¿Por qué tomas a mal que yo sea generoso? Así los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos.


  • REFLEXIÓN P. Hermann Rodríguez Osorio, sj.  (leer)
  • REFLEXIÓN P. José Antonio Pagola (leer)




domingo, 14 de septiembre de 2014

“(...) hasta setenta veces siete”

Domingo XXIV Ordinario – Ciclo A (Mateo 18, 21-35) – 14 de septiembre de 2014


Cuando las 220 familias de las comunidades de Bojayá, Vigía del Fuerte y otros pueblos del Chocó y Antioquia, a orillas del río Atrato regresaron a sus viviendas, después de la masacre que perpetró la guerrilla de las FARC en medio de ellos, todo el pueblo colombiano quedó admirado de la dignidad de este pueblo. El 2 de mayo de 2002 un enfrentamiento entre la guerrilla y los paramilitares ocasionó una de las más graves tragedias ocurridas en la historia de nuestro país: 119 personas murieron, víctimas de un ataque de la guerrilla, mientras estaban refugiadas bajo el amparo del Templo parroquial de Bojayá. Las familias regresaron a su terruño en varias embarcaciones, una de las cuales llevaba el significativo nombre de El Arca de Noé. Como en el relato bíblico, el arco iris de la paz se convirtió en señal de la alianza de Dios con su pueblo. Pero no todo estaba solucionado. Al regresar, seguía habiendo presencia de la guerrilla y de los paramilitares en la región. Sin embargo, la gente no quería seguir desplazada y regresaron con las pobres garantías que les ofreció el gobierno.

Serafina, una de las señoras que regresó a Bojayá junto con su familia, comentaba: “Me gustó lo de las coplas y las pancartas. Pero la música no. Yo siento que todavía estamos de luto. (...) La familia no la hace la sangre sino la gente que vive con uno. A mí se me murió un primo, pero también casi 70 amigos y vecinos”. No estaban para fiestas ni celebraciones. La memoria de los muertos sigue viva en medio de este pueblo.

Junto a esta realidad, a nivel mundial recordamos en estos días la tragedia que vivió el pueblo norteamericano, y el mundo entero, en el año 2001, lo mismo que las represalias que esta acción terrorista produjo hacia el pueblo afgano y el mundo árabe. Recordamos el golpe militar en Chile, y el asesinato de su presidente, Salvador Allende hace ya 41 años. El dolor sufrido por los pueblos del mundo es tanto, que no podemos sino preguntarnos: ¿Cómo decirle a estas gentes de Bojayá, de Chile, de Afganistán, de la Torres de Nueva York, de Irak, de Palestina… y de tantas otras partes, que no deben perdonar siete veces, sino setenta veces siete? ¿Cómo explicar a una persona que ha sido maltratada o que ha perdido a sus seres queridos, que Jesús nos invita a perdonar como él nos perdona? ¿Perdonar es olvidar?

Aprender a perdonarse a sí mismo y dejarse perdonar es un artículo escrito por el P. Juan Masiá Clavel, S.J. y publicado en un libro que lleva por título “14 aprendizajes vitales”, de la colección Serendipity Maior. En este artículo el P. Masiá afirma que en toda experiencia humana en la que ha habido una herida de alguien hacia su prójimo, existen dos víctimas: la persona agredida y la persona agresora: “La víctima no es solamente la otra persona a la que yo he herido, sino yo mismo. Al hacer mal a otra persona, me he perjudicado a mí mismo”.

Desde esta perspectiva, la parábola que Jesús nos cuenta este domingo nos invita a colocarnos de ambos lados de la experiencia: a veces somos personas perdonadas, pero no sanadas... el perdón de Dios y de los demás no nos garantiza que después nos hagamos capaces de misericordia y compasión. Otras veces herimos y somos heridos cuando herimos. La víctima no es sólo el que es lastimado; también el agresor es víctima que hay que salvar. Esto es, precisamente, lo que Jesús quiere que sus discípulos entiendan y vivan con el milagro del perdón.


Un saludo cordial.

Hermann Rodríguez Osorio, S.J.
Decano Académico
Facultad de Teología
Pontificia Universidad Javeriana